
Libro: Harry Potter y la piedra filosofal
Autora: J.K Rowling
Editorial: Salamandra
Nº de Páginas: 254

A veces me pregunto si estaba leyendo un libro o viendo una película o si simplemente era un estudiante más de Hogwarts que siempre estaba allí cubierto con una capa de invisibilidad. Cuando lees Harry Potter está de más decir que lees; Harry Potter se acerca mas a una realidad que a un libro, con esto quiero decir que todo se siente tan real que no sabes si eres un simple muggle o un mago.
Si ya bien es cierto todos conocemos a Harry o por lo menos gran parte de la población , algunos incluso crecieron junto con él; pero el conocerlo no es lo más interesante de los libros, sino vivir (o mejor dicho: sobrevivir) todas esas experiencias a su lado en un mundo casi imposible de creer.
Este libro es una visión muy superficial de todo el universo que Rowling ha creado, es un grave error pensar que cada libro va ha ser lo mismo; ninguno se parece al anterior, es mejor que el anterior y siempre hay nuevos giros, nuevas cosas y nuevos personajes a los cuales adorar o simplemente detestar.

Si se realizara un top sobre los personajes literarios más despreciables sin duda lo ganarían los Dursley y los Malfoy, especialmente Draco Malfoy con su grupo de escoltas con sobrepeso. Realmente no los soporto, los detesto, los aborrezco, los deprecio... pero sin ellos los libros no serían lo mismo, ya no tuviésemos a quien detestar o a quien culpar de todo lo que le ocurre a Harry; aunque de eso se encargue Voldemort.
Lo mejor del libro:
Lo bien que está creado el universo en donde viviremos junto con Harry
Lo peor del libro:
Lo poco profundo que es, aunque esto se compensa con lo demás libros de la saga
Al revés el espejo de «Oesed» dice «Deseo» y en ingles ocurre lo mismo: «Erised» → «Desire»
Sobre la autora...
Joanne Kathleen Rowling nació en julio de 1965 en Inglaterra. De niña tuvo una madre aficionada a la lectura y un padre educador. Solía pasear junto a su hermana por el cementerio que estaba al lado de su casa... aún Rowling dice que son una fuente interminable de nombres. La “K”, de Kathleen, el nombre de su abuela paterna, se añadió a petición del editor, que consideró que el nombre de una mujer no resultaría atractivo al público infantil masculino al que iba dirigido.





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